Hoy he volado.
Ha sido un vuelo de palomar, pero ha sido el vuelo más emocionante de mi vida; lo he disfrutado como si fuera mi primer vuelo.
He llorado de emoción, he reído, ha sido tan especial, el reencontrarme con el paisaje desde ahí arriba.
Gracias a Carlos (Rufus) y a Domingo Cáceres Pavón, por hacerme ver el valor de la amistad, al igual que a Juan Santos Becerra y a Juan Antonio Copetudo Cantero.
Sin todos ellos no podría haber sido hoy el tío mas feliz de la tierra.
Despegué a la primera y enseguida conseguí altura, me fui al Cerro de los Romanos y al llegar a él, me embargó la emoción de volar y me puse a llorar como un niño.
Del Cerro de los Romanos volví al despegue y de allí subí a la Montaña, donde me volví a emocionar.
Para después volver al despegue al aterrizar.
Ha sido tan especial...
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